Desde el descubrimiento de la ecuación de Schrödinger en 1926 y la solución del problema de la molécula de hidrógeno por Heitler y London en 1927, la naturaleza del enlace químico ha quedado resuelta, al menos en sus principios. Los átomos interactúan unos con otros combinando sus funciones de onda atómicas en funciones de onda moleculares en el ámbito de la interferencia mecánica cuántica, es decir, interferencia constructiva (enlace) o interferencia destructiva (antienlace). El comportamiento de los sólidos (es decir, moléculas infinitamente grandes) es completamente similar.
El concepto de función de onda (del alemán: Wellenfunktion, acuñado por Erwin Schrödinger) es de suma importancia. Únicamente mediante el análisis de la función de onda es posible elucidar plenamente las interacciones del enlace químico, por lo que la función de onda tiene una importancia fundamental. Aunque en el siglo XXI los cálculos de mecánica cuántica se realizan a menudo a partir de la densidad (para acelerar las cosas), sólo el análisis de la función de onda revela toda la información.

Para los cálculos de mecánica cuántica en sistemas extendidos, que suelen realizarse con las denominadas ondas planas, la principal dificultad reside en la transformación de la información de la mecánica cuántica deslocalizada en una representación local. Sólo entonces es posible un análisis químico significativo. Wellenfunktion GmbH dispone del algoritmo más potente capaz de proyectar sobre átomos y también sobre unidades moleculares.